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Como cultivar marihuana en invierno

  • Foto del escritor: brotessemillas
    brotessemillas
  • 7 jun 2018
  • 4 Min. de lectura


El cannabis es una planta que necesita ciertas condiciones mínimas para desarrollarse, entre las cuales predominan ciertas condiciones climáticas y un número de horas mínimas de luz. Reconociendo las horas de luz que reciben y la intensidad de esa luz, son capaces de saber qué momento es mejor para crecer y cual es mejor para florecer, motivo por el que exclusivamente se suele cultivar en una época del año.

Cultivar en invierno es un proceso que permite a los autocultivadores continuar obteniendo un producto propio, evitándoles la necesidad de recurrir al mercado negro al quedarse sin recursos, lo que normalmente supone pagar un precio desorbitado por un producto de calidad media, o fertilizado con abonos químicos en la búsqueda de máxima producción.

Conociendo la anatomía de las plantas y su funcionamiento, podemos adaptar la zona de cultivo a sus necesidades, de manera que la planta se desarrolle aunque no sea su época. Así nace el cultivo de interior, el cual nos permite cultivar nuestras cepas casi durante todo el año, pero que desgraciadamente no todos los cultivadores pueden practicar.

La falta de dependencia lumínica de las autoflorecientes, nos permite cultivar nuestras cepas aunque no reciban las horas de luz indicadas, ofreciéndonos la posibilidad de cultivarlas casi durante todo el año. Para los cultivadores que no pueden realizar sus cultivos de interior estas cepas son una de las mejores opciones, pues únicamente tendrán que aportarle una protección frente a las temperaturas muy extremas, pues a temperaturas bajas tienden a estresarse gravemente, reduciendo tanto su desarrollo como su producción. Debido a la resistencia aportada por sus genes Ruderalis, no llegarán a morir completamente por muy baja que sea la temperatura, aunque notaremos una gran reducción en cuanto al peso del producto final ofrecido.

Algunas genéticas de temporada soportan muy bien las bajas temperaturas, seleccionar la versión autofloreciente de una cepa con estas características, puede ser una de las mejores opciones para este tipo de cultivo. La resistencia propia de la genética, sumada a la aportada por la parte Ruderalis, permitirá al cultivador realizar este tipo de cultivos, con mayores probabilidades de éxito.


Podemos encontrar cientos de variedades autoflorecientes en el mercado, únicamente tendremos que informarnos un poco sobre las propiedades de cada genética, y así poder seleccionar una que se adapte a nuestros gustos o necesidades. El único factor que se ve potenciado con las bajas temperatura es la capacidad de producción de resina, algunos cultivadores prefieren obtener extracciones abundantes antes que una gran cosecha, por lo que aprovechan esta temporada para cultivar las variedades más resinosas, ya que estas multiplican su producción de resina en estas condiciones.

Para que nuestras cepas puedan desarrollarse sin que las condiciones del entorno lleguen a afectarlas, deberemos construirles un pequeño invernadero, que nos permita proporcionarles un entorno más adecuado para su desarrollo. La función más importante que realizará será la de cortar el frío viento que golpea fuertemente las plantas, lo que ya nos garantiza una gran mejoría, pues pueden resistir las bajas temperaturas pero ese impacto directo puede ser letal sobre nuestras cepas.

Estos invernaderos pueden ser de mil formas diferentes y estar fabricados con muchos materiales, aunque necesitan una serie de requisitos mínimos para garantizarnos que cumplen su función.  Para balcones, terrazas y cultivos urbanos en general, lo más recomendable es hacer un invernadero de dimensiones reducidas, de manera que sea discreto y no llame mucho la atención de los vecinos. Por norma general las autoflorecientes no suelen crecer más de 1m, cultivadas en invierno raro ejemplar pasará los 60cm, con un invernadero de 1m de alto tendremos de sobra, incluyendo el espacio necesario para la maceta. Por lo contrario los que dispongan de más espacio y puedan permitirse hacer un invernadero de gran tamaño, podrán colocar varios pisos para amortizar al máximo el espacio, ya que la luz la recibirán igualmente desde los laterales.




  • Debe ser trasparente para que la luz del sol penetre y las plantas puedan hacer la fotosíntesis, aunque descartaremos cristales o materiales de igual capacidad de transmisión luminosa, pues estos pueden hacer de lupa y llegar a quemar nuestras cepas. El plástico es un elemento perfecto para esta función, ya sea una lona que tengamos que estirar o una plancha de plástico duro.

  • Colocar una entrada de aire por pequeña que sea es algo obligatorio, nuestras cepas necesitan Co2 para continuar alimentándose, por lo que deberemos dejar que se filtre un poco de aire del exterior.

  • Una de las cosas más importantes que debemos tener en cuenta al armar nuestro invernadero, es que su forma nos permita acceder a nuestras plantas con facilidad, para poder realizar todas las labores que conlleva el cultivo. Una gran opción sería la de colocar una tapa superior desmontable en los de tamaño más reducido, de manera que podamos quitarla fácilmente y así acceder a nuestras cepas sin demasiada dificultad. Los que hayan decidido hacerse un invernadero de gran tamaño pueden colocar puertas correderas de plástico duro, o una lona bien sujeta que bloquee el paso del aire pero que a la misma vez sea sencilla de desmontar.

Una vez ya montado el invernadero, quedarnos sin reservas de marihuana no volverá a ser un problema, pues podremos continuar nuestros cultivos durante todo el año, sin necesidad de instalar focos en nuestro domicilio.

 
 
 

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